Lo bonito de llover por dentro es que te crecen florecitas.
- Sarhue Guerrero
- 15 dic 2024
- 2 Min. de lectura
A veces sentimos que estamos rotos, que algo dentro de nosotros no funciona como solía. Nos encontramos bajo una lluvia interna: emociones que nos desbordan, recuerdos que aparecen sin ser llamados, sensaciones que nos llenan de incertidumbre. Esa lluvia, que parece interminable, suele interpretarse como algo malo, como si estar tristes o vulnerables fuera una señal de debilidad. Pero, ¿y si esa lluvia no fuera el fin, sino el principio de algo nuevo?

Llover por dentro no significa que te estás desmoronando; significa que estás en proceso de reconstrucción.
Como la naturaleza nos enseña, la lluvia es esencial para que las semillas germinen, para que el suelo se nutra y para que todo lo que está latente en la tierra encuentre su camino hacia la superficie. Llover por dentro es un acto de fertilidad emocional: cada gota que cae riega las partes de ti que necesitan crecer, esas partes que quizá habías olvidado o descuidado.
Durante esos días de tormenta interna, tal vez sientas que nada tiene sentido, que estás perdiendo el control. Pero, en realidad, estás permitiendo que todo lo que no necesitas sea arrastrado por la corriente. Es un proceso de limpieza, de dejar espacio para que algo nuevo nazca. Esas pequeñas "florecitas" que comienzan a crecer son las lecciones, las fortalezas y los cambios que surgen después de haber enfrentado tus emociones.
Aprender a llover por dentro:
Aceptar la lluvia interna no es fácil. Requiere valentía sentarse con uno mismo y permitir que esas gotas caigan, sin luchar contra ellas, sin intentar detenerlas. Pero ese momento de entrega es donde se encuentra la magia. Es el acto de decir: "Hoy me permito sentir, llorar, pensar y ser vulnerable porque entiendo que esto también es parte de mi crecimiento".
En mi experiencia, los momentos de lluvia interna han sido también los momentos de mayor autodescubrimiento. Es en esas pausas, cuando parece que no hay sol ni claridad, que he encontrado partes de mí que ni siquiera sabía que estaban ahí. Cada tormenta me ha enseñado a apreciar no solo el resultado final, sino también el proceso.

De la tormenta a la primavera
Lo que crece después de una lluvia interna es diferente para cada persona. Para algunos, será una versión más fuerte de sí mismos; para otros, un nuevo sueño, un nuevo camino o incluso una nueva forma de mirar la vida. Lo importante es recordar que, aunque la lluvia pueda parecer interminable, la primavera siempre llega.
Así que, si estás pasando por una etapa en la que te sientes vulnerable, donde sientes que las gotas no dejan de caer, recuerda esto: esa lluvia no es el final. Es el alimento que necesitas para florecer, para crecer, para convertirte en una versión más auténtica de ti misma. Al final, esas pequeñas florecitas que crecen dentro de ti serán el recordatorio de que incluso en los momentos más grises, hay belleza en el proceso.
Permítete llover, permítete crecer.
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